Estamos leyendo.... La evolución de Calpurnia Tate (Jacqueline Kelly) en Zaragoza

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miércoles, 8 de junio de 2011

Amor...

Shakespeare, dicen, es uno de los autores más leídos en todo el mundo. Romeo y Julieta es una de las obras más adaptadas, representadas e inspiradoras a lo largo de la historia de la literatura. Con todo ello hemos entrado en sus páginas.

La tragedia se desencadena, Julieta en dos días debe casarse con Paris, pero ni lo ama, ni puede... Fray Lorenzo tratará de buscar la solución proporcionando la huida a través de la aparente muerte a Julieta. Será fatal, a Romeo sólo le llegará la mentira, Julieta ha muerto. El mismo fin tomará para sí Romeo. Al despertar la dama de su tenebroso viaje sólo encontrará dolor y a Paris y Romeo fallecidos. Tomará la daga y acabará con su vida.

Un amor inocente, puro, ciego ante nombres y pasados, que acaba en el delirio y en la muerte, en unas manos estrechadas en señal de paz y en la reflexión de haber sido -“víctimas de nuestra enemistad”-. Una sociedad rígida, cerrada, obtusa, machista y clasista. Unos personajes fascinantes, definidos magistralmente por sus palabras. Palabras.... eso es Romeo y Julieta, entendidas de formas absolutamente diversas. ¿Es un amor adolescente, inmaduro, un amor al que le falta cordura? ¿O es un amor sólido, puro, sellado ante Dios y no ante los hombres, aquéllos a los que Julieta mostrará sumisión ejerciendo la rebeldía, aquellos a los que su propia rigidez y sus propios excesos les impedirán ver... saber?

Una ciudad cegada por la violencia entre pares que no permite lo onírico, lo extraño, lo incontrolable, en la que las formas, los protocolos, encubren afectos, o tapan razonamientos. Una Verona imagen de muchas otras ciudades en las que lo que se siente ante el otro es ocultado por lo que se sabe del otro o por quien es el otro. A veces saltar esa barrera tiene unas consecuencias fatales o sólo cuando se alcanza el límite, la tragedia, se reacciona siendo muy tarde para algunos.